El Cementerio de Vilanova i la Geltrú opta al premio de ‘Mejor monumento arquitectónico’
9 de agosto de 2016.- El Cementerio de Vilanova i la Geltrú (en la provincia de Barcelona) es el finalista de la tercera edición del Concurso de Cementerios de España, en la categoría de Mejor monumento arquitectónic. Para la candidatura, Vilanova ha presentado el panteón del escritor, periodista i político catalán Víctor Balaguer (1824- 1901), de estructura neogótica y con elementos modernistas a nivel escultórico, el más importante del cementerio y uno de los más bellos, originales y simbólicos del legado funerario del modernismo catalán.
En esta ocasión, el sepulcro funerario de Víctor Balaguer compite en su categoría con otros nueve monumentos funerarios de España, relevantes por su valor artístico, significado o conservación. Las votaciones para escoger el mejor candidato están abiertas al público general hasta el 30 de septiembre de 2016 a través de la página web de la revista organizadora del certamen, Adiós Cultural.
Además de Mejor monumento arquitectónico, el concurso consta de tres categorías más, Mejor cementerio, Mejor historia y Mejor iniciativa medioambiental. En esta última, también se encuentra otro cementerio catalán, el del Prat de Llobregat, que, como el de Vilanova i la Geltrú, es de titularidad pública y está gestionado por Áltima, grupo funerario con más de 300 años de experiencia en el sector.
Un monumento funerario cargado de simbología
El Cementerio de Vilanova i la Geltrú cuenta con un rico patrimonio artístico funerario, principalmente de finales del siglo XIX y primeros del XX, motivo por el cual forma parte de la Ruta Europea de Cementerios de la ASCE –Association of Significant Cemeteries of Europe-. Entre los monumentos funerarios más relevantes del camposanto, destaca el panteón de Víctor Balaguer, proyectado en 1905 por el arquitecto Bonaventura Pollés. Este sepulcro se caracteriza por la forma trapezoidal, que recuerda los pilotes de los templos egipcios. Pero uno de los aspectos más relevantes y admirables de este panteón es la simbología. Por un lado, el sepulcro cuenta con la inscripción latina patria, fides, amor (patria, fe, amor), lema de los Juegos Florales, el concurso de poesía en catalán que Balaguer impulsó. Asimismo, en cada punto cardinal se representan los escudos de Vilanova i la Geltrú, Barcelona, Catalunya y Castella y León, ya que el autor ocupó cargos políticos en distintos puntos de la geografía española.
Otros símbolos relativos a la escritura se hallan en la parte superior del monumento: la lira, símbolo del poeta, y la pluma, alegoría del literato. También se visualizan diversos elementos vegetales como ramas –de origen pagano y que en invierno son símbolo de muerte y en la primavera, de vida-; la palma –que simboliza la pureza del alma-; el laurel –la victoria del alma sobre la muerte corpórea-; y múltiples flores y plantas como la amapola o el opio. Muy relacionado con el mundo de la masonería, encontramos el símbolo del hombre, que en la escuela pitagórica significa la perfección– hay que tener presente que Víctor Balaguer era un masón que llegó al grado 33, el más alto-; la estrella de cinco puntas, que representa los cinco sentidos; o el búho –de hecho, el sepulcro se sustenta sobre cuatro ejemplares de esta ave-, símbolo de la sabiduría e indicativo de buena suerte, pero también, como pájaro nocturno, anunciador de la muerte. A pesar de estar vinculados con la masonería, estos tres elementos también están muy presentes en la religión católica, de la que Balaguer era devoto.
Finalmente, el monumento muestra el epitafio Sin amor para mí, lo tuve para todos, significativo de la vida y personalidad altruista del escritor. En latín, también aparecen su nombre y el de su esposa, Manuela Carbonell, las fechas de nacimiento y defunción de ambos, y se menciona la voluntad de ser enterrados en la ciudad de Vilanova i la Geltrú.